Canta canta dulce
nana,
De noche los espectros
visitan tu cama.
Los rugidos de
los fantasmas te llaman,
Te gritan en la
cara. Te susurran tocándote
Con su aliento
espectral. Incluso te arrastran
Por las piernas
hasta su morada.
Nana nana, dame
calma,
En la oscuridad
los fantasmas te reclaman.
No temas,
Grítame hasta la
extenuación.
Duda cuanto quieras,
Pero grita,
grítame,
Balbucea más allá
de las palabras que no entienda.
Canta canta, esa
nana,
Los fantasmas se
posan sobre mis sábanas.
Ellos me agrietan,
Me penetran con
su estela
Y me amenazan con
comerse
Mi alegría de la
existencia.
Nana nana, sobran
pausas,
Oigo como
conspiran para poseer tu alma.
Respiro vuestro
sudor y lágrimas,
Exhalo vuestros
aullidos de traumas,
Me desgarro de agotamiento
por las
Heridas de
vuestras balas.
Duerme duerme mi
pequeño,
Voy abajo a ver
qué pasa.
Quién baja a los
infiernos
del desasosiego
se contagia.
No hay piel lisa
y blanca cuando luchas
Contra muerte y
desesperanza.
Sana sana, la
nana calma,
Ya sale el sol,
los fantasmas se marchan.
El amor universal
es el que nos salva
Y por el que nos
arriesgamos a
Visitar
inquietantes grutas encantadas.
¿Me habré vuelto
valiente?
Voy a irte a
buscar. Sé paciente.
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