Alárgame la mano.
Puedo notar su calor
y el amor flotando
por sus yemas
como la seda.
Ofréceme tu dolor
si lo deseas,
llevándolo hasta el umbral
de la melancolía.
Báñalo en agua y sal
y, si te apetece,
déjame zambullirme
en ella.
Después de vivir en desiertos,
He reaprendido a nadar
en aguas turbulentas.
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