No temas a tu peor enemigo
por tenerte por su rival más digno
y atacarte con la fuerza que piensa
que se ajusta a tu altura.
Cuídate del mediocre y miserable
que se hace la mosquita muerta
y te menosprecia. Cuando pueda,
te clavará por la espalda su puñal
en el área que no llegues
a desinfectártelo.
Su norma es el sufrimiento
y la traición de los pactos entre caballeros
para enterrar tu valía y que su chispilla
crepite sin esforzarse a hacerse
un lugar entre los grandes.
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