dijous, 17 de març del 2016

IX

En ocasiones,
No es el caballero andante quien nos salva del dragón.
Es aquel chaval curioso
que te aguarda desvestido de armadura,
sin promesas de “para siempres” que entregar.

Es el chaval que se te acerca y se enfurruña
Porque no le miras.
Quizás no se ha dado cuenta que todavía no le ves.

En el fondo no le preocupa.
Te contempló, y en la bastedad de tu
estepa-mente osó perderse
comiendo entre zarzales y encantando a las serpientes,
concubinas del malvado escupe-fuego, que
por si todavía no lo habías advertido,
es otra cara de tu yo.

El dragón no morirá,
Tampoco serás salvada,
Aprenderás a bailar con el fuego entre las sábanas.
El chaval que subestimabas te enseñará.       

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