Suicidio

Te he visto caer.
¿Qué te ha pasado?
Esta es mi primera vez
directa con la muerte.
Primero pusiste un pie.
Luego, sin vacilar, el otro,
trepando por tu balcón
hacia abajo. 
¿Ansiabas acabar con todo?
Supongo que no podrías soportarlo:
presiones, tristezas, angustias 
que crecen y se comen tu parte fuerte.

Se llevaron tu cordura,
y tu alma empequeñecida
halló en la guadaña
la compañía adecuada.
No fué culpa de la muerte,
sólo hacía su trabajo y
aunque tú no lo elegiste
con la consciencia despejada,
las leyes de la naturaleza
respondieron a tus actos.
Tu alma se ha liberado 
de su jaula y está lista 
para volver a su antigua forma.
Descansa pues, ahora,
y que tu ausencia en el mundo
te transporte a tu lugar de paz
que entre tormentos no has encontrado.