divendres, 28 d’octubre del 2016

Sacrificio

Héctor se levanta
Y desayuna un café.
Un run run de hambre
Y enojo lo invaden
Sin saber bien por qué.

Engulle tostadas de prisa,
No sea que pierdan su sentido
De ser. Luego se viste, y
luego… se va a trabajar.
“Ojalá fuera mujer y usara
Maquillaje. No puedo esconder
Este jeto”, reflexiona mirándose
En el espejo del lavabo.

Estudió en una buena universidad
Y ahora tiene un puesto ejemplar
En una compañía de seguros.
Su padre se enorgullece de él
Y su madre llora de alegría.

Se sienta en el flamante despacho,
Revisa unas cuantas facturas.
Bosteza, vuelve a bostezar,
El aire se le mezcla
Con su indiferencia.
Horarios, reuniones,
Ha conseguido ser alguien
Importante, pero cuando lo
Nombran se siente un mero
Eco de su padre.
A su mujer la conoció
En una fiesta fina de trajes
Y copas y tenues risas escondidas.
La ve, respira,
Pero no se le entrecorta el aire
Cuando la mira.
Aun así, le pidió matrimonio
Con un anillo de quilates
Y ella satisfecha dijo si
Entre exclamaciones. Él
Se tranquilizó por cumplir
El sueño de su madre.

Y, así,
El día va volviéndose más gris,
Y las mañanas más insoportables.
Él no sabe qué hace aquí
Ni qué es lo que buscaba,
Sólo que no ha fallado en su acometida
Y que ganó su gran ansiada aprobación,
Pero, a cambio del honor,
el cobarde sacrificio  
hizo huérfana a su propia vida. 

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