Manchas de sangre
en la pared
y por extraño que
parezca me liberan
de la prisión y
la presión
de mi propia atmosfera
densa.
Todavía la bruma
me entela
El deseo, y el
corazón agotado
No puede hacer
más
que mendigar algo
de afecto
y devolverlo en
forma de carne
y un montón de huesos
entrelazados
a los de su
compañero.
Hay manchas en la
pared,
Como pinturas
rupestres
De cuando la
mujer salió
De su solitaria
cueva y devolvió
A su cuerpo la
máxima expresión
Del roce entre
materias.
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