Puedo enfermar de
amor
Si me miras sin
juzgarme.
Puedo enfermar de
amor
Y luego
lamentarlo mucho
Y escribir
toneladas
De poemas
pastelosos o
Vomitivas historias
románticas.
En el argumento, los
amantes
Acabarán juntos
para siempre
O suicidándose,
por no poder
hacer más el amor
Las noches de
insomnio
y las mañanas de
perrería
en las que aspiraban
con deseo
el aliento de los besos
y el olor acre a saliva
En el pubis y el
pecho.
Puedo llamar amor
a esconderme
Como una cría por
miedo a suplicar
Un poco de cariño
y guardarlo
en los bolsillos del
bochorno.
La sociedad, que
somos nosotros,
Nos enseña a
ocultar porque
quién ama es un
pringado
al que puedes
arrancarle un polvo
rápido de
mediodía: un empujón
y cuatro orgasmos
si el chico es bueno, claro.
Así que, visto
cómo está el patio,
Fingiré no haber
amado y me
Reservaré los
achaques para
la película mala
de los domingos.
El pringado,
pobre desgraciado,
Nos reímos de él
y le despojamos
de su dignidad
para lucrarnos.
Es increíble como
siempre
Olvidamos el
momento que
Nos contagiamos y
el virus
del amor loco
perfora
sin piedad nuestro
estómago.
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