divendres, 2 de desembre del 2016

Belleza

La belleza es cosa viva.
Hace una quincena me pinté 
las uñas de colores fuertes
y ahora, por el devenir 
de los días, están roídas. 

En Japón, una muchacha
en su agonía de parecer perfecta
cubría su rostro con maquillaje,
empolvada con autoestima.
Sin él no era nada
sólo una cara sin chispa.

Te crees que no me cuesta
parecerme a una muñeca.
Tan bonita, tan fina,
sin vello donde no debiera
y el cabello bien colocado, 
que parezca de serie 
pero en los detalles genuina. 

La mujercita nipona
perdió su frescura. De tanto
esconder, se le pudrió la hermosura
de su piel antes que la edad
irrumpiera con ímpetu y sus
fuerzas dejaran huella. 

Queremos ser preciosas,
atrapar la belleza
y encerrarla en nuestros 
cuerpos que, como bloques 
de piedra, esculpimos con 
paciencia para parecer estatuas 
de proporciones griegas,
pero incluso la más 
sublime efigie se erosiona 
con el roce del aire y la arena. 

3 comentaris:

  1. Respostes
    1. Si es verdad, a veces nos obcecamos demasiado persiguiendo imposibles. La belleza estática se pudre y desaparece. Si nos aferramos a ella como un clavo es cuando sufrimos. Cuando percibimos la que está viva y nos alineamos con ella sabremos apreciarla de verdad.

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